Deja
de prometerme en letras de tinta, en letras escritas en el aire,
tus
sueños, tus ideas,
tu
felicidad o tus miedos.
Deja
de prometerme tus gritos y tu silencio,
deja
de escribirlo aquí o allá.
Y es que yo te
quiero libre,
sin promesas de eternidad.
Te
quiero a blanco y negro o de colores,
te
quiero en la simpleza de hoy o un mañana,
pero
nunca en el presagio de una eternidad.
Por ello, dame
hoy tu cuerpo.
Dame hoy tus manos,
dame
hoy tus ojos o tus pies.
Lo
que quieras dámelo hoy, que te necesito.
Te
necesito para detener el viento,
para
detener las olas y todas aquellas fuerzas naturales o
sobrenaturales existentes,
hoy
que te extraño y te deseo.
Pero
es hoy, sin pensar en que existirá una vida a tu lado,
o una eternidad.
Créeme
que no seremos eternos, nos olvidaran, moriremos
y
esa promesa de que serás mío por siempre, será falsa.
Solo fuiste mío en una vida.