sábado, 1 de septiembre de 2012

Poesía Barata


"-Señoría, ¡permitame y le miento a usted y a esta corte! -Suspiró- ¡la maté porque la odiaba!, odiaba su pelo en el cual deseaba enredarme, odiaba su cintura la cual anhelaba recorrer, odiaba sus ojos los cuales adoraba pero ante todo, ¡la maté porque si la odiaba!"
 "Intento dibujar tu sonrisas con lápices rotos por los intentos, y cada vez que me aproximo a ese sueño perfecto mi lápiz desfallece, pues entiende que tu sonrisa solo podrá ser apreciada por los dichosos ojos que desnuden tu alma"
 "y alguien humedeció la pluma en la tinta y empezó a narrar tu historia, utilizo distintas caligrafías en tu vida para las personas que conocieras en tu camino por las lineas de la hoja... Nuestros nombres se tropezaron en uno que otro párrafo, nuestras historias se amaron en pequeñas oraciones pero nadie nos garantizó que estaríamos juntos al final del libro”
 "El día moría entre colores naranjas, él no sabía que le faltaba, la noche se apresuraba y el caminaba con la locura entre los pies, sus ideas se escurrían entre sus ojos y su boca vomitaba sueños, aun no sabía que le faltaba. Con sus manos dibujaba algunas ideas que brillaban en la oscura noche, su cabello alargado llevaba enredada algunas pesadillas, ¿qué me falta?;  Volvió a olvidar soplar las nubes"
 "A ella el día se le puso gris, le llego algo de lluvia y frió, era un día de esos que la hacen feliz. Ella sabía que el existía, ella sabía que el también disfrutaba de días así. Ella se durmió entre la melodía de la lluvia y el despertó sabiendo que alguien lo pensó"
 “Se le escurrió entre los dedos los besos que él le dio a guardar; cayeron al piso deslizándose al caño. Intento reemplazarlos con otros. Todos eran distintos a esos; eran verdes, eran azules, eran besos rojos, eran de muchos colores, ninguno parecido a los de él. Lloro tres días y tres noches. El regreso, y vio que entre las manos de su amada habían manchadas de muchos colores; el comprendió cuantos besos ella sostuvo, el comprendió  que sus besos se perdieron”

"Él la miro con deseo, con lujuria, con ganas de pecar; ella correspondió cada mirada, ella lo esperaba. Él acelero su paso para tenerla justo enfrente. Uno, dos, tres, cuatro, contaba cada segundo para alejar el miedo y cuando la tuvo a un suspiro de distancia, no se detuvo... y ella con una voz firme dijo: ¡Señor! ¡Tenga la decencia de volverse y robarme un beso!"