Sólo necesité cerrar un minuto los ojos para verla a ella, para
volver a entrar en ese insomnio que me causa.
Llevo meses enteros tratando de plasmarla en un papel o en el
lienzo, ya no recuerdo ni siquiera mi profesión, me enloquece su obstinada
actitud de mantenerse oculta de mis manos.
Y cuando decido dormir y olvidarla; aparece, para recordarme que
estoy a su merced, que mi vida es lo que ella quiera.
Me alejo de mi cama buscando entre la oscuridad algún indicio de su
pálido rostro, pero no, no está. Oculta se divierte, viéndome buscarla, viéndome
sufrir.
El desgaste de mi cuerpo, de todo lo que soy ya es tan evidente.
Mi
cabello se blanqueó y mi cuerpo se torció un poco. Pero ella aun no vuelve, no
me deja dormir, sigue allí, estorbando en vida.
Algunas noches le grite que se fuera de una vez, y solo oía el eco
de su risa burlona.
Y me pregunto esta última noche que me queda en vida,
¿me dejara
por fin dormir? o ¿Seré eternamente su esclavo?